
'Un superhéroe en mi cama' de Ana Bustamante
No recuerdo en qué momento decidí coger la capa de superhéroe. Olía a naftalina. La sacudí enérgicamente y la rocié con mi mejor perfume. El olor no desapareció, al contrario, la mezcla llenó la habitación con un pestilente aroma a viejo, algo bastante desagradable que, lejos de producirme rechazo, me resultó altamente reconfortante. Acaricié su tela sedosa. Durante varios minutos recorrí con los dedos las costuras que bordeaban el tejido, cerré los ojos y seguí manoseando la capa como si sintiera por primera vez la suavidad de mis propias manos. La coloqué sobre mis hombros, me miré al espejo y sonreí. Había engordado unos kilos desde la última vez que la utilicé, no me sentaba demasiado bien, pero no me importó porque inmediatamente sentí el poder que ejercía sobre mí. Practiqué la mejor pose y me hice una fotografía para crear un nuevo perfil en las redes sociales. En la foto solo se veía la capa de lado y parte del cuello hasta la barbilla. Los superhéroes nunca muestran su verdadera identidad. Deben permanecer en el más absoluto anonimato, así que también cogí prestado un seudónimo: Anita Charles. Comencé compartiendo en mi muro imágenes impersonales de paisajes idílicos, con un tímido y escueto saludo de buenos días. Empecé a recibir solicitudes de amistad que fueron en aumento semana tras semana y que yo felizmente aceptaba ya que de ese modo podía llegar a gente de otras ciudades y países lejanos, personas que jamás conocería, pero que tarde o temprano caerían rendidas ante mis encantos. ¿Quién podría descubrirme? El mundo está lleno de impostores y yo era una superhéroe. Pasé de los paisajes a noticias de actualidad y seguí coleccionando seguidores. Poco a poco mi súper capa fue adueñándose de mi vida y embrujando al resto. Empecé a creer que yo era Anita y sin apenas darme cuenta me sentí de la noche a la mañana superior al resto. Dejé las noticias convirtiéndome en poeta, pintora, escritora, modelo, profesora, doctora, cantante, escultora, abogada y hasta santa... La ambición siempre es insaciable. Al llegar la noche extendía con delicadeza la capa en el sofá y me iba a la cama completamente sola, pero con una montaña de likes y miles de abrazos y besos virtuales. Mi yo distorsionado enterró en pocos meses a la mujer que creía ser, mientras cientos de fieles lacayos seguían mi estela elevándome hasta lo más alto. Y yo subía y subía, alto muy alto. Pasaba tantas horas en la nube que me olvidé de lo que me rodeaba y me aislé del resto. El mundo irreal me abducía, dormía con la única preocupación de obtener más y más seguidores. Una mañana al ponerme la capa y mirarme frente al espejo, observé perpleja que dentro de la capa no había ningún cuerpo. Froté con fuerza mis ojos invisibles y miré una y otra vez sin ver nada. Yo ya no existía. Intenté deshacerme de la capa, pero fue imposible, el cordón que rodeaba mi cuello fue apretando más y más... Sentí en pocos minutos que era una batalla perdida. La impostora había invadido todo el espacio y yo no formaba parte de sus planes. Ahora paseo mientras ella observa la pantalla del móvil. Cocino mientras sus pulgares chatean a toda velocidad. Sueño con asesinarla mientras ella duerme porque solo en sueños logro la libertad.
Ana Bustamante, nació en Madrid el último día de 1968. Su trayectoria profesional la enfoca en la gestión, liderazgo y desarrollo de equipos, primero en el ámbito sanitario y actualmente en el sector de seguros.
Se define a sí misma como una mujer "anormalmente normal", sensible, llena de deseos e ilusiones.
Ávida lectora, apasionada de la Literatura, escribe desde que recuerda. En la vida y en sus textos, se deja llevar por lo que siente y se "desnuda" en su primera publicación: "El deseo viste de verde" (Izana Editores - 2018).
Duerme poco, prefiere soñar despierta y juega a capturar los instantes para después proyectarlos en sus relatos.
Autores representados por Arrebol agencia literaria