'Tu piel sobre la mía' de Ana Bustamante

06.10.2020

Recuerdo cuando tú y yo solo éramos piel. Lo hago con poca objetividad, lo sé. El tiempo tiene la envidiable habilidad de retocar el pasado a su antojo. Aparecen secuencias borrosas en blanco y negro de momentos muy lejanos. Rindiendo pleitesía a los sentidos me dejo llevar por tu esencia disuelta en el aire. Instintivamente mi cabeza añade a la escena dos rombos y sonrío. Soy de esa generación. Capturo tu fragancia y la retengo como si continuara abrazada a ti. La estancia se impregna de mensajes químicos que hacen que vuelva a desear perderme en el aroma de tu piel. ¿Recuerdas? Liberábamos nuestras mentes de ataduras morales, desafiando las prohibiciones que nos lanzaban a un manantial inagotable de placer. La fricción de nuestros cuerpos nos protegía de todo, al menos así lo creímos durante un tiempo. Regulando a la perfección nuestra temperatura y la que nos rodeaba. Presionando sin descanso con tus dedos mis caderas. Bebiendo de la suave piel de nuestros labios. Gozando con la caricia de tu rostro sobre mis muslos. Inmunes al dolor. Ajenos al deterioro. Alimentándonos de nuestra propia carne como si se tratara de una especie de canibalismo erótico. Sintetizando vitamina D incluso con la luz apagada. Una extraña unión epidérmica que intercambiaba oxígeno y placer a partes iguales. Pero la piel se desgasta. Las células se mueren, permanecen un corto período de tiempo en nuestro cuerpo y se desprenden en forma de minúsculas escamas, completamente inapreciables. Se regenera y ya no vuelve a ser la misma. Es tal vez más fuerte o quizá mucho más delicada y extraña el roce de otra piel sobre la suya. Ya no basta con calmar la sed en la misma fuente. Te imagino parado frente a mí, mueves la boca, pero no entiendo tus palabras porque forman parte de una piel silenciada por la mía que envejece con heridas aún abiertas. Cierro los ojos para no volver a verte. Resulta imposible sacar de la mente el olor de mi piel necrosada por el paso de los años. Nunca supe mantener el equilibrio entre obsesión y deseo. Siempre he sabido que el miedo a amar nos paraliza tanto como el miedo a morir, en ambos casos nos condena el pánico de sentirnos vulnerables. Regreso a mi presente. Se esfuma de golpe tu piel, desaparece por completo como en los buenos trucos de magia, mientras devoro en silencio lo que queda de mis huesos. La memoria sigue mintiendo y un olor añejo impregna mi pelo y todos aquellos recuerdos. 

Ana Bustamante, nació en Madrid el último día de 1968. Su trayectoria profesional la enfoca en la gestión, liderazgo y desarrollo de equipos, primero en el ámbito sanitario y actualmente en el sector de seguros.

Se define a sí misma como una mujer "anormalmente normal", sensible, llena de deseos e ilusiones.

Ávida lectora, apasionada de la Literatura, escribe desde que recuerda. En la vida y en sus textos, se deja llevar por lo que siente y se "desnuda" en su primera publicación: "El deseo viste de verde" (Izana Editores - 2018).

Duerme poco, prefiere soñar despierta y juega a capturar los instantes para después proyectarlos en sus relatos.