‘Raro, raro’ de Ana Bustamante
Es sumamente raro que los hombres
cuenten una cosa simplemente como ha sucedido,
sin mezclar al relato nada de su propio juicio.
Baruch Spinoza
La habitación es demasiado pequeña. Los muebles excesivamente grandes. Desproporcionados, como si alguien desde el techo los hubiera dejado caer a su suerte y ellos mismos se hubieran buscado un hueco. Las paredes están empapeladas con un papel de rombos beige y blanco, al observarlo de cerca se distinguen diminutas manchas que ha ido depositando el tiempo. Los visillos fueron blancos en otra época. La atmósfera es densa. El calor insoportable. Huele a incienso y orín. Encima de la cama el cadáver sonríe de un modo peculiar. Tiene una expresión algo cómica, las cejas arqueadas de asombro o estupor y sus labios dibujan una forzada sonrisa que muestra unos dientes descuidados y con el mismo desorden que el habitáculo. Lleva muerto unos días, pero hasta hoy nadie le había echado de menos. A su vecina no parece sorprenderle, me comenta que era un hombre raro. Pronuncia la palabra raro en un tono más bajo y pone cara de asco. Pienso en lo diferente que somos los seres humanos, cuando la he visto a ella me ha parecido rara y esa rareza me ha provocado especial interés. ¡Hay tantas formas de ser raro! ¿Por qué ser raro implica que si mueres solo, nadie te extrañe? Me hubiera gustado preguntárselo, pero prefiero que de momento hable y cuente lo que quiera. Ella dice que escuchó hace cuatro o cinco días ruidos en el domicilio del fallecido, algo poco habitual porque el fiambre al parecer era bastante silencioso. Raro y silencioso. Asegura que no le conocía demasiado, hablaba muy poco. Era educado, eso sí, siempre saludaba, pero poco más. No se relacionaba con nadie del barrio. Raro, silencioso, educado y callado. Me explica que le veía salir todas las mañanas a dar un paseo y volvía después de una hora aproximadamente. Le gustaba leer, dos veces al mes iba a la biblioteca a por un libro. No era de trasnochar, bajaba las persianas en invierno sobre las nueve y a las ocho de la mañana las volvía a subir. Llevaba viviendo allí ocho años. Estaba jubilado o eso suponía ella. Raro, silencioso, educado, callado, lector, madrugador y jubilado. Ella continúa hablando sin parar, tiene mucho que contar y le sobra tiempo para hacerlo. Me sorprende todo lo que sabe del muerto. Me dice que se llamaba Julián. Cuando pronuncia su nombre el cadáver arquea un poco más la ceja izquierda y yo empujo a la vecina con todas mis fuerzas. Ella se golpea en la cabeza con una estantería. Cae al suelo. Me mira pidiendo que le ayude a levantarse. Dice algo que no logro comprender. Sangra por la boca. La observo perplejo, la mujer sigue hablando mientras va muriendo. Convulsiona. Deja de respirar. Me marcho. Me cruzo en las escaleras con un policía. Le saludo. Me pregunta si vivo allí, una señora ha denunciado que alguien ha muerto. Le digo que soy repartidor y no sé nada. El policía me mira de arriba abajo. Le enseño un pequeño paquete y el albarán de entrega. Queda conforme. Ya en la calle pienso que la vecina era rara, pero al menos no ha muerto sola. El fallecido era mi ex jefe. Me dijo la semana pasada que tenía una vecina insoportable y cotilla que no dejaba de acosarle. Estaba harto de ella. Me ordenó darle un susto y el muy cabrón se muere antes de pagarme el encargo… Raro, silencioso, educado, callado, lector, madrugador, jubilado, dominante, inoportuno y tacaño… En esta vida nadie es inocente.

Se define a sí misma como una mujer anormalmente normal. Escribe desde que recuerda. Opina que en Literatura hay tres palabras que han sido, son y serán mágicas y que abren el inicio de muchos cuentos: "Érase una vez...". Escucharlas despierta la imaginación y abren las puertas a diferentes mundos donde todo es posible.
Escribió su primer libro de relatos El deseo viste de verde, publicado en 2018, durante los trayectos de tren de camino a su trabajo. Posee un claro sello de identidad inconfundible en su narrativa que es la constante presencia de los sentidos y su capacidad de explorar el mundo a través de las emociones.
En enero de 2022 ha publicado su libro de relatos Desnudarse del revés en la Editorial Cuarto Centenario.