‘Oráculo en un salmo’ de Isabel Montero Garrido

07.11.2023

Éxodo 13,21-22

"E iba Yahvé al frente de ellos,

de día en una columna de nube

para guiarlos en el camino y de noche

en una columna de fuego

para alumbrarlos"

Ese día fue como algún otro día

En la caverna se instauraba la oscuridad de forma paulatina. Los hombres habían vuelto de la caza con un animal. Era un animal enorme y rápido. Les había costado atraparlo, pero con la estrategia de Igor lo habían conseguido. Acecharon la noche completa la manada y rodearon en silencio el montón de animales semidormidos. Rumiaban. Ellos, apostados tras los setos contenían la respiración. Al despuntar el alba vieron como el jefe de la manada se ponía en pie, grande, majestuoso. Arrastraba su cola larga y zigzagueaba con su pequeña cabeza de un lado a otro como llamando a todos a la levantada. Y tras él algunas hembras, las más jóvenes se pusieron en marcha. Y el resto les seguía. Y los hombres de la tribu vieron como el animal más viejo renqueaba y se quedaba atrás. Si hubiera sido antes de la gran explosión hubieran dicho que traqueteaba como lo hacían unos vehículos de las historias que contaba algún anciano de la tribu. Pero esa palabra, traquetear, estaba en desuso en aquella Nueva Era.

Los hombres, a una señal de Igor, lanzaron sus armas de piedra y palo todos a una y aturdiendo al animal lo derribaron y le dieron caza. Con un puñal hecho de cuarzo cincelado rajaron la enorme tripa y sacaron sus intestinos y otras vísceras que abandonaron a los cuervos; y arrastraron al animal hasta la cueva.

Las mujeres descuartizaron al animal y pusieron a secar su carne e incluso encendieron "El fuego" para ahumarla. Y todos ancianos, hombres, mujeres y niños y en este mismo orden bebieron sangre caliente del animal porque decían que purificaba.

Los hombres y los niños se acostaron dentro de la cueva.

Las mujeres después de salir la luna se sentaron en círculo alrededor del fuego en la entrada de la caverna. Y una vez más como todas las noches la más anciana llamó a la memoria y cantando los mantras, -¡Oh, Yavhé, Yavhe!¿por qué nos has abandonado?- invocó a los cielos.

Y lloró en el recuerdo del gran genocidio del día de la invasión, el mismo que a ella le habían contado y que a otras ancianas anteriores también les habían contado y relató:

En aquel tiempo al caer la noche y como todas las noches dícese que se vio una gran bola de fuego que entonces nombraron nave y que a su paso dejó una estela grande de humo y un olor que se llamó entonces gas y que dijeron que quien lo respirase caería derrumbado en ese mismo instante.

Y que aquel día sin saberlo nadie y sin que ningún humano lo esperase, apareció el gran Yahvé y que era el mismo Dios de los Dioses y que lideró él una columna de otras naves que dijeron "nodriza". Y que Yahvé se desplazó en ella emitiendo unas potentes luces.

Y dícese que la bola de fuego y el gran Yahvé ejecutaron entonces, la Danza de la Muerte y entonces todo fue arrasado y no quedó casi vida sobre la tierra salvo una mujer y un hombre, unas plantas y algunos animales y dícese que hombre y mujer se juntaron que fueron nuestros primeros padres, porque así Yahvé lo quiso y así hizo que nuestro pueblo se salvara. Y nuestro pueblo fue salvado.

¡Oh, Yahvé, Dios del humano, en tu nombre, ¡amén!

Las mujeres elevaron los brazos y giraron las palmas de las manos hacia el cielo. La luna dispersó sus rayos y aclaró aún más la noche.

Entonces las mujeres, entraron en la cueva y se acostaron cada una al lado del hombre al que pertenecía.

Isabel Montero Garrido nace en San Sebastián-Donostia en 1958.

En el año 1981 se afinca en Madrid ciudad en la que reside actualmente. Se ha dedicado a la docencia como funcionaria de carrera en la Comunidad de Madrid.

Trabaja los géneros de cuento y poesía, habiendo recibido diferentes premios y reconocimiento en diversos certámenes.

En 2014 algunos de sus poemas sobre mujer, 12 historias infinitas de mujeres son escogidos por la pintora italiana Stefania Albiero para realizar una serie de pinturas que se exponen junto a los poemas en la galería madrileña Habitar La Línea.

Ha colaborado con poemas y relatos en revistas culturales, entre las que cabe destacar ¨142 Revista Cultural".

En marzo 2018 la Delegación en Corte de la RSBAP publica su libro "Plasma de los vivos", con prólogo de Don Iñigo López de Uralde, delegado en Corte.

En agosto de 2020, la Delegación en Corte realiza publica el libro "Munduan Fruitua" y se incluye uno de sus trabajos.

En mayo de 2021 publica "Intervalos", que será su segundo poemario en la editorial La Fragua del Trovador.

En marzo de 2023, sale su tercer poemario, El Fulgor de las aguas entre los árboles, en la ediciones Mahalta, con prólogo de la periodista Raquel Pérez.

Ha prologado el libro de poemas "Salvar el derrumbe" de la poeta gallega Carmen Castejón Cabeceira.

Es miembro de número de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País en su Delegación de Madrid.