'La leonera' de Ana Birlanga Bellod

16.11.2021

Abrí la puerta y me quedé perpleja, no pude evitar pararme unos segundos, quizá minutos, a contemplar la escena. En aquel ínfimo cubículo una orgía se mostraba ante mis ojos. La rubia con el pelo enredado tenía sobre su pubis la cara de aquel tipo castaño con media melena, y sobre este se tumbaba el moreno repeinado. En la esquina de la izquierda, una oriental con el pelo a lo garçon que llevaba puesta solo una minifalda vaquera estaba de pie, con sus pezones apuntando al techo, mientras una punk se sentaba entre sus piernas y miraba hacia arriba perdiendo una de sus manos entre la falda de su compañera. Al fondo había un morenazo de espaldas con una camiseta y el culo al aire, como si estuviese frotándose contra la pared, pensé que se habría portado mal y tal vez estuviera castigado. En medio de la habitación, en el suelo, una enfermera con la camisa desabrochada estaba tumbada y un bombero con el torso descubierto, que calzaba una sola bota, tenía el pie descalzo entre sus piernas. Una pelirroja de melena larga estaba sentada apoyada en la pared derecha con las piernas flexionadas y abiertas, llevaba un abrigo animal print de cebra desabrochado y sin ropa debajo, calzaba unos tacones rojos y tenía la mirada fija en el hombre desnudo que parecía dirigirse hacia ella desde la pared de enfrente. Por todas partes había ropa tirada, bolsos, zapatos, la manguera del bombero, artilugios sanitarios y un sinfín de objetos desparramados. Por un momento quise entrar, apretar los glúteos del tipo del fondo y levantarle algo más que el castigo, o interceptar al que se dirigía a la pelirroja con mi pijama de franela abierto y la lengua humedeciendo mis labios de un lado a otro. Notaba mi respiración agitada, mi ropa interior empapada y empezaban a temblarme las piernas. Cuando pude reaccionar di un paso atrás, tragué saliva y cerré la puerta de un golpe. Me dirigí mareada al baño para lavarme la cara con agua fría, me miré asombrada en el espejo y decidí que en cuanto las niñas regresaran del colegio tendría que obligarlas, sin negociaciones, a ordenar ¡de una puta vez! el armario de las Barbies.

Ana Birlanga Bellod nace en Madrid en diciembre de 1967. Estudiante perpetua de poesía y literatura, es autora del libro de poemas Miel de asfalto publicado por Huerga & Fierro Editores en 2019. También pueden leerse sus poemas en la antología 54 poetas que corrieron la maratón de Chicago (Ars Poetica 2018) y en Puente de Poesía (Hispano-Chilena Ediciones 2019). Ha colaborado en la revista Aschel Digital y publicado en diversos fanzines poéticos como Arroz Negro. Asidua de la vida literaria madrileña, participa activamente en recitales y eventos de la ciudad.