'La espera de Bertolo' de Belén Mateos
Bertolo era un niño siniestro, solitario y creativo. En invierno su mayor deseo era jugar con la nieve, que se amontonaba sin que nadie lo impidiese, en el cementerio de su pueblo. Inventaba personajes y los moldeaba con la nevada más reciente, pura y blanca que encontraba, dotándolos de una vida imaginaria. Abrazaba esos muñecos helados y les susurraba secretos que siempre había guardado para sí.
Cuando el sol comenzaba a calentar próximo a la primavera, se le podían ver unas lágrimas recorriendo su tez plomiza y mohína. Era entonces cuando de una manera monótona y rutinaria, comenzaba a leer los nombres de las lápidas, una a una, tomándose su tiempo en recordar quienes eran.
Las primeras briznas de hierba siempre le provocaban una pequeña sonrisa y corría atolondrado hasta llegar a su rincón preferido. Una losa de mármol nívea, lisa y grabada con minúsculas letras pálidas e insulsas. Y allí se quedaba esperando, sentado paciente y envolviendo sus piernas en un abrazo interminable.
Cada primer día de verano, se despertaba destemplado, con frío, siempre lo tenía. Frotaba sus manos con energía y levantaba la mirada hacia la tétrica puerta de la entrada. Notaba su proximidad, cuando la respiración se aceleraba y el vaho ocupa todo su espacio. Y allí estaba ella, más delgada y consumida que la última vez que la vio. Sus manos se aferraban a un discreto ramo de amapolas y girasoles, sus ojos se mostraban hinchados, dolorosos.
Se paró junto a él y acarició la piedra depositando las flores y rezando una letanía que no lograba escuchar con claridad. Bertolo le tendió la mano, ella miró al vacío y exhaló un aliento cálido que abrasó sus pulmones, suspiró y se dio la vuelta.
Despacio, como si de un cortejo se tratase, fue abandonando el cementerio.
Bertolo la siguió con la mirada hasta que solo fue una sombra lejana. No entendía por qué su madre le seguía castigando diez años después de su travesura en el río.
(Texto ganador en el I concurso internacional de cuentos breves "Palabras al Vuelo")

Belén Mateos nació en Zaragoza. Estudió magisterio por vocación y amor a los niños. Su otra gran pasión es la escritura.
Ha resultado ganadora y finalista en varios certámenes de literatura internacional y nacional. Algunos de sus textos han sido traducidos al francés, colabora en una revista digital y es habitual en el blog "Arrebol agencia literaria" dirigida por el escritor Jesús Cogolludo. Además es directora y coordinadora, junto al poeta Fran Picón del "Proyecto Enjambre".
Su primer libro "Rubor de tinta, quebrados de verbo", editado por Diversidad Literaria, ya va por su segunda edición.
Además ha participado como co-autora en diversas antologías como: "Relatos en 90 segundos" "Km 0", "Un tiempo breve", "Aletreos", "Érase una vez", "On the road" "Pluma, tinta y papel" "Proyecto Enjambre I" "Porciones del alma" "Cada loco con su tema" "Antología internacional de poesía contemporánea" "Versos en el aire" "Antología 10 Aniversario" La Casa de Zitas", Proyecto Enjambre II" Editorial La Fragua del Trovador, entre otros.
Ha escrito la sinopsis y prologado algunos libros.
Es miembro de la Asociación Aragonesa de Escritores.
Participa en tertulias literarias, entre ellas la Tertulia poética Transversores, junto a Fran Picón, Mar Blanco, Fernando Sarría, Carolina Millán y Miguel Ángel Yusta. Con los que organiza presentaciones y múltiples actividades literarias.
Actualmente está inmersa en nuevos proyectos literarios propios.
Hoy, sigue pensando que el mundo de las letras es un hermoso universo del que forma una pequeña parte con sus aportaciones.