'Empieza el juego' de Manu Gálvez
Una habitación. Dos vasos. Una botella de whiskey. Una cama. Tú tumbada. Una ventana. Unas cortinas que bailan. El frío que se cuela. Dos pares de calcetines. Regalos que te guardo. Cuatro paredes heladas. Una mesilla. Una lámpara que apenas da luz. El nacimiento de una sonrisa. Fría. Eléctrica. Un cuerpo que apenas se ve. Una silla que se viste con tu ropa. Una falda nerviosa. Unas medias orgullosas. Una blusa melancólica. El hielo de los vasos calienta el ambiente de la habitación. Bebes mientras estiras las piernas. Rellenas tu vaso y las encoges. Nunca hay un final de la noche. Hoy tampoco hay un final de tus piernas. Pies fríos. El corazón se mezcla con tu ropa y se sienta en la silla. Te cojo de la mano para que te incorpores. Estás mareada, pero eso no te hace soltar el vaso. En ningún sitio estaría más seguro que en tus manos. Tu cuerpo sigue temblando. Tus piernas son un terremoto. Tus pies un cementerio. Saco el primer par de calcetines. Son bastantes largos. Tienen un dibujo de formas espirales. Amarillos, verdes y azules se marean en sus formas. Su textura es sedosa como cuando confundo tu lengua con la mía. Cojo tu pie por los extremos. Me arrodillo y lo acomodo sobre mi muslo. Todo va encajando como en los sueños que podemos dirigir. El pie se esconde en un algodón donde dormirse es soñar. Sigo subiendo por el tobillo. Piedra saliente que adorna el paisaje. El tejido sube por tu pierna y se cansa al llegar a tu rodilla. Una cuesta de colores. Alucinada. Feliz. Cojo tu otro pie. La muerte en mis manos. Llenas tu vaso. Me das de beber. Resucitas provocándome el desmayo. Cojo el otro par. Son cortitos. Círculos rojos, rosas y morados que bailan en una noche de lunas llenas que los lobos se comen. Toda esa información en escasos centímetros. El frío eriza tu cuerpo. Las arañas nerviosas de tu garganta se siguen relajando en su piscina de whiskey helado. Tu pie me pide que lo mate o lo salve de una vez. Lo poso en mi otro muslo y lo visto. Si no fuera por su color y por tu sonrisa alguien pensaría que le había pasado un autobús por encima. Un abrazo hecho tejido. Una pierna desnuda a juego con el resto de tu cuerpo. Te separas de mí. Caminas hasta la ventana y la abres de par en par. El frío se ha convertido en un bello amanecer. Frotas uno contra otro tus pies vestidos. Me tumbas en la cama. Empieza el juego.

Mi nombre es Manuel Galvez Giral y nací en Zaragoza pero vivo en Madrid desde muy pequeño. Me gusta leer, escribir y correr. Pero nunca las tres a la vez. Soy un hombre. También me gusta la tortilla de patata y la cerveza. Puede que lo que más y el resto de lo escrito haya sido accesorio. Es más, estoy seguro de ello. Un grupo de palabras unidas para dar un poco más de empaque a este humilde aprendiz de disfrutón. Siempre zaragocista. Colaboro escribiendo columnas para El Imparcial, The Citizen, El gol del Cierzo y 8como8o, donde escribo de política, sociedad, fútbol, música o escribo relatos cortos. He participado en las dos antologías de autores aragoneses de Enjambre y he sido finalista del concurso de relatos cortos organizado por la concejalía cultural del barrio de la Guindalera en Madrid. Pronto sacaré mi primera novela en la editorial Bala Perdida.