'El espejo' de Paloma Garzarán

29.06.2021

Llueve. A mares.

Las lápidas brillantes salpican gotas. Las lápidas mate también, pero menos. Escupen agua; vida.

Nosotros nos despedimos de J. en la pared de hornacinas. Somos muchos, por eso yo no quepo y frente a mí hay una lápida que no se corresponde con la de J. Tiene un espejo. ¿A quién diablos se le ocurre poner un espejo en un nicho? Es magnetizador.

No puedo dejar de mirarme. Es fascinante. Mis hermanas lloran y yo pensando en mi pelo.

Porque llueve. Llueve a mares y a ver cómo domo yo mis rizos después de todo esto; cuando salgamos a la vida de siempre.

El cura echa un responso. Para mí que también se está mirando al espejo. Se sopla el flequillo. Rocía la lápida de J. con agua bendita. Las gotas salpican el espejo. Más agua, más vida.

Se me está chafando el pelo. Tenía que haberme quedado debajo del paraguas de Katia cuando me agarró del brazo.

Sorprendo a la mujer que está detrás de mí. También mira su reflejo. Quita la vista rápidamente, avergonzada. Yo la mantengo.

La lápida es de un hombre. Junto al espejo, su foto en blanco y negro. Parece un dandi, estilo Humphrey Bogart.

Si se me chafa el pelo se me verá la calva.

No me reconozco en el espejo. Veo a un hombre barbilampiño, estupendo para su edad, huesudo, afeminado. Un hombre triste con el pelo chafado.

Acaricio la tarjeta que llevo en el bolsillo. Siempre la toco y le doy vueltas cuando estoy nervioso. Jugueteo con lo que podría ser.

La gente murmura un Ave María, con mejor o peor acierto.

Imagino que en el espejo soy como quiero ser, así que ahora veo a una mujer estupenda para su edad, huesuda, afeminada. Una mujer feliz con el pelo chafado.

Los paraguas son escenarios de claqué para las gotas de agua.

Saco la tarjeta. Cirujano Cajal Raymond. Unidad de Identidad de Género.

La gente ya se despide. Me he despistado. Pobre J.

Los paraguas se cierran. Claro que ha salido el sol.

Un pequeño arco iris hace guiños desde una esquina del espejo.

-¡Anda! Un espejo en una lápida, como en mi pueblo. Es para rellenar el hueco de la foto del siguiente; del que irá enterrado ahí con él. Así no tienen que hacer la lápida dos veces. Colocan luego la siguiente foto, las letras, y listo. Fíjate tú qué cosas - habla Katia alegremente -. Bueno, corazón, ¿nos vamos?

No guardo la tarjeta en mi bolsillo. En verdad ya es hora, pienso.

Y añado: Katia, cariño, tengo que contarte algo.

Paloma Garzarán debutó como autora en solitario con su libro de relatos Trilogía del Olvido. También ha publicado diferentes cuentos infantiles, en castellano y en inglés. Ha colaborado con numerosos relatos en Diario 16 y en diferentes libros de antologías de diversa temática. Recientemente ha publicado una novela corta, o más bien relato largo: Negrón en Blanco. Actualmente escribe cuentos infantiles para una aplicación de un famoso canal de Youtube estadounidense, y cuentos para adultos en su blog https://elblogdegarzaran.wordpress.com

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