'El cruce' de Ana Birlanga Bellod
Giro el volante a la derecha y enfilo la Calle del Abismo. Según bajo veo que todas las casas tienen los cristales rotos, estallados. Tras cada uno de sus ventanales hay alguien observando fijamente, llevan sombreros de distintas épocas que se quitan para saludar a mi paso. Llego a un stop, un cruce de cuatro calles. Paro al tiempo que otros coches hacen lo mismo en las calles confluyentes. En cada una de las cuatro esquinas hay una señal de stop, nos miramos perplejos y ninguno avanzamos. La chica de enfrente de mí sale del vehículo y se dirige al centro de la intersección, los demás hacemos lo propio. Una vez en el centro el hombre de mi derecha, que venía por la Calle de lo Incierto, habla -Lo siento, yo no puedo decidir quien pasa primero, tengo una enfermedad crónica que me impide tomar decisiones- Nos enseña una placa de plata que cuelga de su cuello, está escrita en ruso antiguo, en ella pone claramente que padece esa horrible enfermedad. -De hecho ya estoy poniendo en riesgo mi salud decidiendo no decidir.-
Entonces empieza a hablar el chico que venía por la Calle del Peligro. -Rechazo todo tipo de autoridad, por tanto, no puedo decirle a nadie lo que debe hacer. Es por culpa de mi abuelo Gustav, que allá en Argentina, me enseñó como atropellar guardias urbanos. Mi abuelo era anarquista, me montaba en su Vespa de pie entre sus brazos y el volante, y me decía: elige un guardia, el que menos te guste. Rodábamos por la ciudad y cuando yo le señalaba uno, mi abuelo enfilaba la moto hacia él y lo atropellaba, ¿viste? Nos llevaban a comisaría y siempre alegaba que no podía hacer otra cosa, que era anarquista y odiaba a la autoridad, así que era su deber atropellar guardias urbanos y enseñar a su nieto como hacerlo. Lo he tratado con mi terapeuta durante años ¿viste? Aún no lo superé, así que yo no puedo decidir quien pasa primero.-
La joven que bajaba por la Calle del Lamento empieza a llorar de forma desconsolada, entre sollozos nos cuenta que está emocionalmente hundida. La noche anterior, encontró a su novio en la cama con una esquimal que le calentaba la planta de los pies entre las tetas. Él le dijo que Liux era mucho más cálida que ella, que a partir de ahora compartirían su cama con la esquimal y que no era negociable, como mucho Liux podía llamar a un amigo suyo, vigilante en una playa Californiana, para que se uniera a la fiesta y estar en paridad. -Como comprenderéis, con éste bajón no estoy capacitada para decidir quien pasa primero.-
Mientras cada uno expone sus argumentos, observo que en el parque cercano hay una niña de unos cuatro años vestida con una abrigo rosa chicle, está sentada en un banco leyendo a Hessen, observa por encima de las gafas a su abuela que, tirada en el suelo, hace barro escupiendo en la arena. En la otra esquina, en la explanada de una iglesia, avanza en procesión una cofradía que porta a hombros una imagen de un Jefe Apache. Sus trajes de baño morados, hacen juego con las bolsas de playa rojas y amarillas que llevan los cofrades colgadas del hombro. En un balcón, un perro flauta canta a ladridos una saeta. Detrás de mí a la izquierda, hay un kiosco en el que venden prensa para gatos y cucuruchos de alpiste para esnifar, muy de moda entre los universitarios de pasta.
Yo no digo nada, pongo mi abrigo sobre el suelo y me siento encima, los otros tres me imitan. Saco mi móvil y llamo al servicio de pizza a domicilio. Encargo dos grandes que lleven de todo un poco. Envío la ubicación, Cruce del Perpetuo Cruce s/n.
Se está bien allí. No hace ni frío ni calor.

Ana Birlanga Bellod nace en Madrid en diciembre de 1967. Estudiante perpetua de poesía y literatura, es autora del libro de poemas Miel de asfalto publicado por Huerga & Fierro Editores en 2019. También pueden leerse sus poemas en la antología 54 poetas que corrieron la maratón de Chicago (Ars Poetica 2018) y en Puente de Poesía (Hispano-Chilena Ediciones 2019). Ha colaborado en la revista Aschel Digital y publicado en diversos fanzines poéticos como Arroz Negro. Asidua de la vida literaria madrileña, participa activamente en recitales y eventos de la ciudad.