'El abuelo' de Ana Bustamante

31.01.2023

El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad.

Gabriel García Márquez



Aunque parezca una intromisión e incluso un insulto hacia su propia historia, de manera responsable, asumiendo todas las consecuencias de mi osadía, decido sin más pensar por él. Soy consciente de la subjetividad que aflorará en cada palabra de este pequeño relato, pero sin riesgo no hay victoria y escribir sin lugar a duda es un importante desafío. ¿Qué sería de nosotros sin la coquetería del atrevimiento?

No le conozco y con bastante probabilidad dejará este mundo sin que llegue a hacerlo. De madrugada traspaso la barrera del anonimato y me introduzco con delicadeza en sus sueños. Es muy tarde. Se despierta en mitad de la noche. Descansa tumbado boca arriba. Mira hacia el techo mientras evoca algún pasaje de su pasado. Sonríe sin mover los labios, lo hace con su desgastado corazón que ya tiene noventa y cinco años. Su mujer partió hace algún tiempo. Los días son tan parecidos que no es capaz de recordar cuándo le dejó. Percibe que ha vivido lo suficiente. Suspira con resignación. Sus dos hijos viven sus vidas sorteando con gran pericia las dificultades y las alegrías. Se siente satisfecho y orgulloso de ellos. Los quiere pese a que jamás cree habérselo dicho.

Levanta un brazo para encender la lámpara de la mesilla y poder alcanzar el vaso de agua. Enciende con dificultad la luz y observa fijamente sus manos. La fina piel deja al descubierto las venas azuladas. Sobresale el hueso de la muñeca desprovisto ya de la masa muscular que contribuye al deterioro físico que conlleva la edad. Le tiembla un poco el pulso, pero ayudándose de ambas manos consigue beber lentamente, a pequeños sorbos, sin derramar ni una sola gota. El recorrido de vuelta del vaso a la mesilla se hace más llevadero porque ahora pesa menos. Decide dejar encendida la luz para darle compañía a la noche hasta que amanezca.

Le gusta el campo. Vive en una residencia rodeado de árboles y naturaleza. Antes era capaz de distinguir los diferentes cantos de los pájaros, ahora sus oídos parecen cansados y han dejado de escuchar incluso el canto estridente del gallo. Vuelve a mirarse las manos recorriendo con el pulgar de la derecha el resto de los dedos, como si contara. Así permanece unos segundos y vuelve a suspirar. Tal vez esté calculando los días que le quedan para llegar al final o tal vez cuenta la cantidad de besos que dio a sus nietos o las ocasiones en las que fue feliz. Suspira de nuevo. Siente la necesidad de orinar. Intenta levantarse sin lograrlo. Finalmente se deja llevar al recordar que duerme con pañales. Suelta una enorme carcajada llena de aceptación. Consigue incorporarse y recostar su espalda en el cabecero de la cama. Las costillas se adhieren con familiaridad a esa frialdad. No sabe qué hora es ni le importa porque ha dejado de preocuparle el tiempo. Los minutos y las horas hace mucho que perdieron su estresante protagonismo. Los días se dividen entre desayuno, merienda, comida y cena. Duerme todo lo que puede porque el aburrimiento de no hacer nada le supera. No siente soledad ni tristeza, sólo desea que llegue cuanto antes el momento de descansar eternamente para volver a abrazar al amor de su vida.

Suena la puerta anunciando el comienzo de un nuevo día. Escucha la dulce voz de su hijo: «Buenos días. ¿Qué tal has dormido? ¿Otra vez la luz encendida? ¡Ay esa rebeldía! ¡A desayunar, café con leche y galletas con mantequilla!».

Cierra los ojos. Vuelve a suspirar profundamente y esta vez sonríe como cuando era niño.

Se define a sí misma como una mujer anormalmente normal. Escribe desde que recuerda. Opina que en Literatura hay tres palabras que han sido, son y serán mágicas y que abren el inicio de muchos cuentos: "Érase una vez...". Escucharlas despierta la imaginación y abren las puertas a diferentes mundos donde todo es posible.

Escribió su primer libro de relatos El deseo viste de verde, publicado en 2018, durante los trayectos de tren de camino a su trabajo. Posee un claro sello de identidad inconfundible en su narrativa que es la constante presencia de los sentidos y su capacidad de explorar el mundo a través de las emociones.

En enero de 2022 ha publicado su libro de relatos Desnudarse del revés en la Editorial Cuarto Centenario.