'Cuando un día restado es positivo' de Belén Mateos
En los jardines está la primavera; en las terrazas el otoño de la voz, la afonía, su silencio; en el salón ese picnic de los domingos, en el baño una playa de arena y sus grifos goteando olas.
Miro hacia la entrada, me encuentro con una montaña cálida de plancha, con un arco iris de colada, en esa sal de mar que le falta al lavavajillas y la pereza que rompe en el malecón de los días restados.
Me tumbo en el sofá, me levanto, parpadeo, pienso en agosto, en noviembre, me salto septiembre y silencio el mes de octubre.
Atisbo dos realidades distintas desde mi balcón, los que aplauden enardecidos de emoción y los que han creado una rutina en sus días aciagos de distopía. Cierro ambas puertas, suspiro y disparo un grito al aire de mi techo.
Retomo mi sofá, la lectura eterna de un libro de infinitas páginas difuminadas entre mis pensamientos, entre esa historia interminable y la batalla perdida por terminarlo. Lo sello con un marcapáginas y bostezo. Cubro la desidia de mi cuerpo con una manta, me arropo, me adormezco, cae sobre mí el abrazo de Morfeo.
Me derrota la vida, la muerte que se asoma con la curiosidad del que espera ganar la partida, el reloj marcando los límites de una melodía que va durando ya diecinueve días y quinientas noches.
Busco una sola respuesta a mi plegaria, una hora ingrávida que me ayude a remontar, esa ánima indestructible que cimiente las alas de la esperanza.
Miro hacia la ventana, un petirrojo se ha posado en el alfeizar, en su pico sostiene la flor de un cerezo; entonces, solo entonces decido ir al baño. Orino en esa semilla de trigo y cebada, espero su germinación, se lubrica el resultado en positivo.
Reposo, calma, espera, sonrisa... vuelve la primavera a mi jardín, a mi útero, a la hormona de mi terraza, a esa prueba que consigue sacarme de mi fracaso.
Abro ambas puertas de mi balcón y aplaudo al mes de diciembre.
Un adverbio ha florecido en mi verbo y su llanto se ha hecho palabra en mi regazo.

Belén Mateos nació en Zaragoza. Estudió magisterio por vocación y amor a los niños. Su otra gran pasión es la escritura.
Ha resultado ganadora y finalista en varios certámenes de literatura internacional y nacional. Algunos de sus textos han sido traducidos al francés, colabora en una revista digital y es habitual en el blog "Arrebol agencia literaria" dirigida por el escritor Jesús Cogolludo. Además es directora y coordinadora, junto al poeta Fran Picón del "Proyecto Enjambre".
Su primer libro "Rubor de tinta, quebrados de verbo", editado por Diversidad Literaria, ya va por su segunda edición.
Además ha participado como co-autora en diversas antologías como: "Relatos en 90 segundos" "Km 0", "Un tiempo breve", "Aletreos", "Érase una vez", "On the road" "Pluma, tinta y papel" "Proyecto Enjambre I" "Porciones del alma" "Cada loco con su tema" "Antología internacional de poesía contemporánea" "Versos en el aire" "Antología 10 Aniversario" La Casa de Zitas", Proyecto Enjambre II" Editorial La Fragua del Trovador, entre otros.
Ha escrito la sinopsis y prologado algunos libros.
Es miembro de la Asociación Aragonesa de Escritores.
Participa en tertulias literarias, entre ellas la Tertulia poética Transversores, junto a Fran Picón, Mar Blanco, Fernando Sarría, Carolina Millán y Miguel Ángel Yusta. Con los que organiza presentaciones y múltiples actividades literarias.
Actualmente está inmersa en nuevos proyectos literarios propios.
Hoy, sigue pensando que el mundo de las letras es un hermoso universo del que forma una pequeña parte con sus aportaciones.