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En mi casa solo existían montañas. Montañas de ropa, montañas de libros, montañas de anhelos. Imaginábamos cualquier cosa que pudiese apilarse hasta formar una diminuta o gran montaña. Para la familia cualquier pliegue era un valle, la bañera, un lago apacible y a menudo sacábamos un grill diminuto de la cartera con la que íbamos al colegio y...

Puedo afirmar, sin faltar a la verdad, que siempre fui de entregarme a los placeres sin calibrar las consecuencias. Entendiendo por placer el sentimiento asociado al disfrute. ¡Sí! En todas sus variantes: física, mental y espiritual. Con el tiempo he aprendido que hay personas a las que no les gusta compartir y, menos aún, entender tu felicidad....

El viajero se aproxima a Racum caminando a través de un desfiladero entre las raíces gigantescas de dos secuoyas milenarias. Este profundo paso horadado por el caudal del Gran Racua es el único acceso en superficie y, mientras se atraviesa, crece en el aventurero la sensación de que encontrará una ciudad mágica. En este caso la realidad supera la...

Inés siempre caminaba con pasos cortos. Cuando era niña recorría los caminos de montaña de la aldea en la que nació para recoger la leche recién ordeñada de las vacas del tío Ramón, o bajaba a la fuente a recoger agua. Más deprisa o más despacio pero siempre con pasos cortos. Menuda y despierta, siempre lo observaba todo con sus...

Algo muy importante, pensaba, debía suceder entre dos personas para atrincherarse en sus parcelas de tarima flotante y esperar el momento oportuno para disparar al enemigo. De vez en cuando un ataque sorpresa y la satisfacción de ver al contrincante malherido sobre la alfombra del salón. También, a veces, un proyectil que escapa de su trayectoria y...

«La leyenda dice que Chéjov no lloraba. Ni una sola vez, ni siquiera durante su práctica de médico, confirmaron sus familiares. ¡Buah! La típica tontería de las biografías de escritores» —dijo con sorna Josetxu, mientras tiraba la biografía que escribió Bunin sobre la mesa.

El hombre mira a la chica del tiempo y piensa que tiene coño. Ella habla de un brusco descenso en las temperaturas y de la posibilidad de que nieve por debajo de la cota en la que vive el hombre. Una ola de frío siberiano, dice, mientras el hombre piensa sólo en eso.

Mi infancia estuvo llena de enormes espacios que se me hacían tan cercanos y al mismo tiempo tan extensos, que en ocasiones me aterraba caminar sola. Desde el monte divisaba una franja marrón que delimitaba el azul del cielo y detrás de aquella franja… todo y nada.

El año ha comenzado siendo el de las luces. Alejo Carpentier escribió un siglo, pero es que como todo el mundo sabe, las comparaciones son odiosas. Uno puede como mucho escribir sobre esta mañana donde todo huele a pan tostado por este cielo amarillo. En los bares, los bípedos toman chocolate con churros o porras. Encharcar de aceite el...